Ian, 15 años, esos que no se olvidan, han pasado casi 10 años. Después de clases me llaman diciendo que no estarán en casa, "pórtate bien y no salgas", bien. Una tarde de tele e internet, tarde sin novedad. En el bus un calor horrible se apoderaba de cada quien, sudaba como loco, lo único que deseaba era llegar pronto y darme una ducha de las buenas. Llegue y un silencio exquisito en el aire abrasaba mi cuerpo, prendo la tele, mi mochila a mi cuarto y al baño.
Ya desnudo me miro al espejo de cuerpo completo; blanco, lampiño cara de niño bueno, piernas largas y gordas, y ese culo… ese culo que me ha dado tantos momentos vergonzosos.
Bastante abundante y bien femenino, comentario obligado de mis compañeros en los camarines.
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