Llevaba ya semana y media desde que oficialmente había sido nombrado como la perra personal de Pablo, y desde entonces se me había prohibido completamente tocarme la polla absolutamente nada que no fuese mear. Los huevos me empezaban a molestar y los tenía bien cargados y sensibles. No sabía si podría aguantar mucho más así, y deseaba que se me diese permiso para poder correrme.
↧