Al día siguiente volví a la universidad. Ya ni me dirigí antes a clase a dejar la mochila, sino que directamente me fui a los apartados baños del ala este. Por suerte, el amigo de Pablo no estaba en el pasillo como el día anterior, por lo que no tuve que aguantar ninguna bromita o comentario de su parte. Miré a los lados para asegurarme de que nadie iba a molestar y entré en el baño.
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