Sandra se dio realmente cuenta de cuanto había descuidado a Gandalf cuando intentó levantar su hermoso culo del suelo.
Buscando aire desesperadamente veía cómo él rompía la bolsa de croquetas olvidándose, completamente de ella. Todavía tenía hinchada y colgando pesadamente su roja verga. El nudo tenía sangre suya, pero al parecer al perro no le importaba mucho porque, apenas descargo sus ganas acumuladas, se safó violentamente de ella para ir a comer.
Sus bragas azules estaban rotas y colgaban de un muslo que mostraba un rasguño que había perforado la epidermis. Sus caderas estaban igual de arañadas que su espalda, pero de menos gravedad. Su vestido tenía un agujero y al dejar la tierra para sentarse en el pasto con el fin de revisarse, quitó piedritas incrustadas en una de sus blancas nalgas. Con horror vio una cortada nueva junto a la vieja cicatriz de su rodilla.
Sólo eso faltaba.
↧