En los siguientes días se me dio por caminar por las calles o centros comerciales, sabiendo que los hombres (de cualquier edad) con sus miradas lujuriosas me desvisten toda, me desean y los pobrecitos no pueden hacer nada, tan solo ver y antojárseles unas horas conmigo; inclusive, recordaba cuando estoy trabajando como edecán con micro faldas, escotes, mallas, jeans súper ajustados, zapatillas, etc.
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