Mi mujer se llama Patricia, 40 años, azafata de una importante compañía aérea. Ella si que está bien, sobre todo porque con la ayuda del quirófano ha podido retocar aquellos defectos que con la edad terminan apareciendo. Castaña, 1’69, pechos operados (talla 100) y vientre plano (también operado).
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